7/8/10

Jumper

La escena transcurrió en unos pocos segundos. Luego me encontré recostada en un sillón tomando tequila del pico de la botella secándome las lágrimas de furia y recelo; con uno de los puños apretados arrugando lo que parecía ser un papel.

El último recuerdo que tengo de ante anoche es un poco confuso y problemático. Entre la gente te vi, una ráfaga de aliento a veneno llamó mi atención, precisa y directamente en la escena del crimen. Muy cómodamente su mano reposaba en un cuello, sus labios acompañaban el encuentro junto a unas sonrisas burlonas. Desorientada, me estremecí. Un nudo en el estómago me ahogó, sentí furia irracional por primera vez en mi vida; busqué desesperadamente salir de allí, y un ángel intentó calmarme. No me bastaba; encontré una botella rasgada en el suelo y no dejé pasar esa posibilidad. Me abalancé ante ellos, ante ese inconfundible aroma que me desquiciaba.
Con todas mis fuerzas atravesé sus costillas hasta oirlo aullar de dolor. Corrió por mis manos un torrente de sangre tibia que hizo que mis ojos brillaran. Con el diablo en mis manos, repetí el ataque, pero esta vez dirigido a ese cálido cuello que había sido tan atractivo para él. Una ola de inmenso placer amenazaba con quitarme la cordura.
La gente al rededor gritaba y se acumulaba para ver el sanguinario espectáculo. Oscuridad.

Abrí los ojos y resbaló de mi mano un papel. Lo recogí del suelo confusa. En él resaban a pulso rápido 6 letras: Perdón. Logré estabilizarme e incorporarme. Abollé nuevamente la nota con todas mis fuerzas y volví a caer rendida bajo los efectos del alcohol.

Gritos, él rogaba piedad y yo cegada de furia acribillaba al demonio dueño de la tentación. Su cuerpo absolutamente desgarrado, se desplomó ante mis ojos y sonreí.

Un sacudón me trajo en sí. Alguien me chillaba para que reaccionara. Me calmé e intenté recordar qué había la noche anterior. Allí radicaba el problema principal ¿Qué ocurrió realmente? Entre mi realidad y la ficción de mi cabeza hay una línea delgada que no siempre se cruza. Esta había sido el caso, la imaginación había recreado hechos que mi inconsciente realmente deseaba y se habían tornado mi realidad.
Solo en lo profundo de mi mente y en los ojos de los que me acompañaron esa noche, saben lo que realmente pasó.

Ya no tengo ganas de recordar, pero mi cabeza sigue zigzagueando entre recuerdos e inventos. ¿Sabés de que estoy hablando? No? Neither do I.

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