Día II

Inevitablemente nos levantamos tarde; muy. Y para nuestro desgano, no nos quedó otra más que malgastar nuestro experimentado paladar comiendo rabas y una casuela de mariscos completamente ex-qui-si-ta.

Para no tirar por la borda nuestros escasos dias decidimos hacernos un viajecito caminando por la beach hasta Costa del Este (moy top).

Y en el camino, nos encontramos con una tortuga marina, sin cabeza; y una especie de delfín deforme... pubrechitos.

Una vez allí un llamado revelador indicó que nos habíamos pasado del destino. Bulgarmente hablando, nos pasamos de rosca caminando, nos fuimos a la mierda y tuvimos que volver al balneario que habíamos visto hacía bastantes arenas atrás. Cuando tocamos dicho destino, nos dirigimos hacia un laguito que tenía jueguitos de madera, una tirolesa, calesitas, tronquitos, casitas, animales, granja. Un cambalache artesanal muy piola.

En este mismo lugar se largó a llover, por ende volvimos. Y como la tarde estaba en pañales, con lluvia, nosotras cansadas y con una Megacama. No tuvimos más opción que hacerle el visto bueno a las morsas and lay in bed hasta la hora de comer.

Como bien se dice "panza llena, corazón contento"; partimos al centro a tomar un heladito y tirar un rato más por el movilizado centro de Mar del Tuyú.

Ete aquí las niñas fueron a un pool, y conocieron unos vagos re copados, los cuales trabajaban en el local y allí mismo abusamos de la comodidad y de la hospitalidad de los muchachos y le usamos el PELOTERO Wiiiiiii! No conforme con eso, nos quedamos charlando en la mesa de pool y nos olvidamos de soguearle unas fichas de daytona.

Más tarde nos fuimos a tomar unas copas a Naranja Bar. Lindo lugar, pero por el hecho de estar frente a Chango, los precios de los tragos eran elevados.

Finalmente, los muchachos llamados Iván y Marquitos nos acompañaron hasta casa, finalizando nuestra velada con risas y 15 cuadras de caminata.