Pensar demasiado las cosas siempre trae complicaciones. Sin querer te empezás a enrrollar como un panqueque entre tanto dulce de leche que después no sabés como salir de ahi.
La única forma de liberarse, es que alguien venga al rescate y se coma el bendito panqueque.
La imaginación siempre se encarga de empeorar un poquito más las cosas.
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